Por, Francisco España Barraza - Abogado del equipo Osadía Juídica
Alguna
vez escuche a un abogado brillante y próspero decir con voz airosa bajándose de
su flamante Porsche Cayenne 4x4 2019 en una finca: “Soy sencillo en defensa,
pero contundente en resultados, he aquí mi nueva camioneta”.
Todos
lo tomamos como un chiste, porque parte de su sentido del humor está en “ser
sobrado”, el típico abogado exitoso que no ha leído la mitad de los libros
obligados para ser considerado una eminencia jurídica, sin embargo, con la
mitad de cerebro ya dejó de habitar la casa de los padres que a su vez
heredaron de su abuela.
Reflexionando
un poco lo que para muchos pudo ser grosero y ofensivo, en el fondo tiene una
naturaleza lógica práctica. ¿Por qué en el litigio tratamos de deslumbrar al
operador judicial con tesis excesivamente rebuscadas? ¿Por qué tenemos
arraigado que una buena demanda debe tener más de 500 folios? ¿Por qué al hacer
el análisis jurídico tenemos que citar incluso a autores extranjeros? ¿Por qué
hostigamos al Juez con vocabulario excesivamente técnico para que en el fondo
asuma que sí aprendimos algo en la universidad?
A
veces se nos olvida que los despachos judiciales están excesivamente
congestionados, que con el tema de la virtualidad entraron en mora con la
digitalización de expedientes, que incluso para nadie es un secreto que en
muchos despachos el respetado Juez alivia su carga laboral con subalternos para
que empiecen a revisar el proceso y proyecten de acuerdo a sus instrucciones
algunos apartes del futuro fallo.
En
efecto, y sin quitarle merito a los auxiliares de justicia, ¿Cree usted que el
secretario, sustanciador, oficial mayor tampoco tiene más nada que hacer? es
decir; seré más claro, cree que le van a analizar de manera sistemática,
cronológica, comparativa, hermenéutica y dogmática toda esa parafernalia con la
que saturó al lector que a su vez se va formando una idea confusa de lo que
pretende en su aburrida e intrincada forma de
escribir. Yo me atrevo a opinar que este tipo de demandas, que
seguramente abundan, aburren, empalagan y dejan la sensación de estrés mental.
La
sencillez no es sinónimo de mediocridad, se puede ser muy inteligente en muy
pocas hojas, se puede tener un material probatorio contundente en menos de un
Gigabyte de memoria, se puede citar jurisprudencia relevante haciendo alusión
al resuelve y parte de la ratio decidendi (Razones de la decisión), pero no
pretenda darle cátedra al personal que tiene que cumplir estadísticas urgentes,
que tiene otra vida fuera del juzgado y que entre otras cosas no tiene el mismo
entrenamiento que el Juez, que al final solo tendrá un resumen a viva voz del
auxiliar del despacho sobre lo aburrido que se puso defendiendo lo indefendible
y lo que él cree interpretar de sus argumentos, seguramente el juez leerá
nuevamente si no tiene algo claro en la explicación de su proceso, pero estoy
seguro que también se aburrirá de verlo jugar a ser el Vargas Llosa del derecho
en un proceso de mínima cuantía.
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